Derechos de las personas bajo cuidado y ética en el cuidado de personas

El cuidado de personas, ya sean mayores, menores, o personas con algún tipo de discapacidad, no solo implica habilidades técnicas sino también un profundo compromiso ético y legal.

Hoy, en Maitasune, abordamos cómo los derechos y la ética juegan un papel crucial en el cuidado de cualquier persona vulnerable, garantizando su dignidad y respeto a lo largo de su vida.

¿Qué es el derecho al cuidado?

El derecho al cuidado refiere a la responsabilidad y el reconocimiento del cuidado como una labor fundamental y esencial para la sostenibilidad de la vida humana.

Históricamente, el cuidado de personas ha sido invisibilizado y no remunerado, relegado al ámbito doméstico y efectuado mayoritariamente por mujeres.

Esto ha perpetuado una división sexual del trabajo que refuerza las desigualdades de género.

Las discusiones actuales buscan reconocerlo como un trabajo legítimo que debe ser valorado y compensado adecuadamente, además de ser distribuido equitativamente entre todos los géneros.

¿Qué significa realmente cuidar a alguien?

Cuando hablamos de cuidar a alguien, no solo estamos mencionando darles su comida a tiempo o asegurarnos de que tomen sus medicinas.

Va mucho más allá.

Cuidar es una responsabilidad grande que incluye respetar y proteger los derechos de quien recibe el cuidado, sin importar su edad o situación.

Es reconocer la dignidad y el valor de cada persona, asegurándonos de que se sientan escuchadas cuando la persona nos habla sobre sus necesidades y deseos y que se sientan respetadas.

Cuidar es actuar de manera que la persona siempre se sienta valorada y comprendida.

Al igual que sucede con el cuidado de un jardín: no basta con regar las plantas, debes entender qué necesita cada una para florecer y mantenerse viva.

Los derechos universales en el cuidado

Deben ser una prioridad.

Cada persona bajo cuidado tiene derecho a tomar decisiones sobre su vida mientras sea posible, recibir un trato justo y acceder a servicios médicos adecuados.

Permitir que las personas bajo cuidado decidan sobre aquello que afecta a su vida, fortalece o mantiene su independencia y respeto propio.

Es como permitir que un niño elija su ropa; parece un gesto simple, pero es fundamental para su desarrollo personal.

Beneficencia y la no maleficencia

Dos términos que suenan complicados pero son bastante sencillos.

Beneficencia significa hacer el bien activamente, como preparar una comida que no solo sea nutritiva, sino que también sea del agrado de la persona.

No maleficencia significa no hacer daño. Es como cuando evitas darle a alguien alimentos a los que es alérgico.

Educación y aprendizaje continuo

Así como las personas profesionales de la salud actualizan constantemente sus conocimientos, quienes proporcionan cuidado deben adaptarse y aprender continuamente para responder mejor a las necesidades cambiantes de las personas a su cargo.

Conclusión

El cuidado ético y respetuoso transforma vidas. No solo mejora la calidad de vida de quienes reciben el cuidado, sino que también enriquece a quienes lo proporcionan.

Es una vocación que, cuando se ejerce con dedicación y respeto, eleva nuestra sociedad, haciéndola más compasiva y justa.

Cada pequeño acto de cuidado cuenta y puede marcar una gran diferencia.

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